miércoles, 16 de abril de 2014

Todo eso que no se puede decir

Todo eso que no se decir La sensación de mi espalda en tu sillón Tu mirada casi sin querer Mi corazón temblando como un pájaro atrapado Los delicados roces Tus manos recorriendo el piano Mis fantasías arriba en el aire La luz entrando por la ventana Las canciones que no cantamos pero que están ahí Tus silencios Mi voz demasiado alta Las cosas que quiero que digas Las cosas que me gustaría que digas Las historias que me gustaría que contemos Tus fracasos y los míos Nuestras risas, nuestras lágrimas Todo eso que no se dice pero que está

Bunker del amor

Los besos escondidos en nuestro bunker del amor Tocar el cielo en cada caricia Mientras mi cuerpo se transforma en teclas Estamos dando un gran concierto y apenas susurramos Vamos juntos y afinados Como si esa canción la hubiéramos cantado desde siempre desde siempre, yo se me ese estribillo que a vos te faltaba vos sos esa melodía que en mi cabeza siempre sonaba tus ojos son la partitura mas clara tus besos en mi espalda, la dulce melodía y en nuestro bunker del amor escondemos el concierto de la luz del día

Esos Monstruos...

Aquella noche, ella no se percató que estaba firmando su sentencia de muerte. Era un encuentro, como cualquier otro. Había aprendido hacía mucho a jugar este juego y pensaba que ya lo tenía ganado de antemano. A estas alturas, para ella el amor era un juego de niños. Ella era joven y confiada. Su mente estaba en calma. En perfecto orden y armonía. Ella era un templo impenetrable. El penetró en su mente como quien entra a una selva, con tan solo una mirada. Desde el primer segundo ella pudo sentir como algo diferente se introducía en su cuerpo y en su mente. Ella lo sintió corriendo como una fría gota de sangre cayendo desde su cabeza a sus pies. De repente los muros habían caído. El templo estaba abierto y casi siendo profanado. Con terror se dio cuenta que no había ya vuelta atrás. Este extraño había ingresado a su vida y traía consigo un terrible monstruo que se alimentaba de sus inseguridades y miedos. Ese ser infernal que había creado una guarida en su cerebro, se convertiría con el paso de los días en semidios. Ella estaría pendiente ahora de su aprobación. Empezaría a exigir ofrendas casi sin decirlo. Ella comenzaría a cumplirlas casi sin darse cuenta de que esto era un pozo sin salida. Mientras más profundo se iba, mas difícil iba a ser escapar.